Internacional.- La drunkorexia es una enfermedad que mezcla la anorexia y el alcoholismo. En este trastorno, los afectados reemplazan las calorías de la comida por las que aportan las bebidas. Hablamos de un trastorno que crece entre los jóvenes; la idea es no comer para poder seguir bebiendo.
En la drunkorexia (drunk es borracho o ebrio en inglés) una serie de alteraciones en la alimentación diaria se sostienen en el abuso de alcohol. En un trastorno alimentario se une la obsesión por estar delgado con la aceptación social del consumo de alcohol.
Así, al reconocido perjuicio para la salud del consumo desmesurado de alcohol se suma el aporte de energía (calorías) de todas aquellas bebidas alcohólicas. Un gramo de alcohol aporta 7 kilocalorías. Es fácil estimar las calorías derivadas del consumo de distintas bebidas. Estos son tres ejemplos:
Expertos del Instituto de Obesidad alertan de los riesgos de la drunkorexia, que crece entre los más jóvenes, que se comportan "creyendo que las calorías no ingeridas por los alimentos tradicionales se compensarán con las calorías de las bebidas alcohólicas".
En cuanto a los efectos que esta enfermedad tiene en el organismo, los profesionales destacan que el hígado femenino sufre más por el alcohol, "aunque ingiera menos cantidad y durante un tiempo más corto que el hombre". Así, bebiendo la misma cantidad que un varón, "la sangre de una mujer absorbe entre un 30% y un 50% más", señalan.
Además, el corazón femenino también es más vulnerable, ya que "con un 60% menos de alcohol pueden sufrir la misma cardiopatía", observan. A pesar de ello, la drunkorexia se está extendiendo, "sobre todo, entre las chicas jóvenes", lamentan.
Para atender a estos jóvenes debe intervenir un psicólogo con el objetivo de tratar la adicción, los problemas asociados y la pauta errónea adquirida, un nutricionista para restaurar el equilibrio nutricional perdido y un médico de cabecera. (agencias)
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